lunes, 7 de mayo de 2007

“Hay tantos cuadros como ojos capaces de ver.”
Sam Francis

LA LENGUA BÍFIDA

Como en la vida misma, hay razones y emociones en el arte, que nos dejan sin habla. Y cuando no se habla, o se piensa, o se siente. O se pinta. Y lo no hablado es materia del pincel y su discurso si la pintura tiene objeto en que manifestarse y una lengua bífida de aceite y óleo, como la pintura de Antonio Ortega, que piensa antes de pintar y siente mientras pinta.

Los rasgos formales – más bien informales y abstractos – de esta exposición, nos sacan pronto de dudas: lo esencial no tiene forma definida; el principio básico de todo elemento es su sustancia. Mas la sustancia , es vértigo en pintura. La dialéctica principal viene ya planteada desde la elección de los formatos. Si la dimensión cuadrada es el continente que nos remite al orden estructural, el contenido, sin embargo, es redondo, circular, esférico. Cada obra, mejor, cada elemento, es forma indisociable con la unidad. Parte y todo conforman una misma sustancia natural: pintura.
Si en su anterior exposición, el pintor fragmentaba el caos creador para ordenarlo en naturaleza afín, aquí nos asegura una relación más compleja y madura de planteamientos. Espacios luminosos contrastados por grandes zonas de sombra o planos texturados de técnica muy diluida, permiten la transición y el diálogo fluido entre las pantallas potenciando el discurso formal del mensaje, que define su naturaleza pictórica en base a una fuerte plasticidad de conjunto. Fundamentados en la Naturaleza, el tratamiento de los matices técnicos singulariza el motivo y, a la vez, otorga unicidad a cada elemento: bruma, fuego, vida...; el entramado cromático y el juego de veladuras proponen un delicado desarrollo temporal en los lienzos, propiciando el formidable encuentro de las masas de color, auténticas vertebradoras del sentido espacial de la obra al conferir predicamento y emoción patente al balance compositivo.

Buen conocedor de los supuestos del arte actual, la pintura de Antonio Ortega interactúa con el presente ofreciéndonos una propuesta abierta y multiforme; exigiéndonos implicación personal y aporte en su concepción definitiva. Su obra debe mirarse – no podría ser de otra forma – bajo una noción primordial: “lo esencial es invisible a los ojos”. Ciérrelos el espectador, la espectadora, después de contemplarla, y déjese hablar por la lengua bífida de la pintura. La sentirán mientras la piensan, la sentirán emocionados.

MANUEL BOCANEGRA

INFINITO MINUSCULO


ESPACIO
. ÓLEO SOBRE TABLA. 80 x 80 x 5 cm.

BRUMA. ÓLEO SOBRE TABLA. 80 x 80 x 5 cm.

ORILLA. ÓLEO SOBRE TABLA. 80 x 80 x 5 cm.

ISTMO. ÓLEO SOBRE TABLA. 80 x 80 x 5 cm.

TRÍPTICO: CIELO - TIERRA - AGUA. 80 X 80 X 5 cm. cada pieza

CIELO. ÓLEO SOBRE TABLA. 80 x 80 x 5 cm.

TIERRA. ÓLEO SOBRE TABLA. 80 x 80 x 5 cm.

AGUA. ÓLEO SOBRE TABLA. 80 x 80 x 5 cm.

CUMBRES. ÓLEO SOBRE TABLA. 120 x 120 x 5 cm.

ESTRATOS. ÓLEO SOBRE TABLA. 120 x 120 x 5 cm.

HUMO. ÓLEO SOBRE TABLA. 120 x 120 x 5 cm.

TÚMULO. ÓLEO SOBRE TABLA. 80 x 80 x 5 cm.

PÁRAMO. ÓLEO SOBRE TABLA. 80 x 80 x 5 cm.

ARQUITECTURA. ÓLEO SOBRE TABLA. 80 x 80 x 5 cm.

CAMINO. ÓLEO SOBRE TABLA. 120 x 120 x 5 cm.

FUEGO. ÓLEO SOBRE TABLA. 120 x 120 x 5 cm.

CONSTRUCCIÓN. ÓLEO SOBRE TABLA. 120 X 120 X 5 cm.

MAR. ÓLEO SOBRE TABLA. 120 x 120 x 5 cm.

CATARATA. ÓLEO SOBRE TABLA. 120 x 120 x 5 cm.

NATURA. ÓLEO SOBRE TABLA. 120 x 120 x 5 cm.

ABISMO. ÓLEO SOBRE TABLA. 80 x 80 x 5 cm.

VIDA. ÓLEO SOBRE TABLA. 80 x 80 x 5 cm.

HORIZONTE. ÓLEO SOBRE TABLA. 120 x 120 x 5 cm.

UNA PEQUEÑA PARTE DEL MUNDO 1
ÓLEO SOBRE TABLA. 80 x 80 x 5 cm.

UNA PEQUEÑA PARTE DEL MUNDO 2
ÓLEO SOBRE TABLA. 80 x 80 x 5 cm.